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2005 Junta de Distrito de Fuencarral-El Pardo paperback. 192 pages. 9 1/2" x 6 3/4".

El pueblo español, ilusionado, formó piña en torno a Isabel y Fernando, en su empeño de conseguir la unidad de España, y se entregó con ellos en la empresa de América. El pueblo español hizo suya la tenacidad de los Austrias y se desangró en defensa de unos valores contrapuestos a los del resto del continente europeo. España pertenecía geográficamente a Europa, pero Europa se sentía incómoda con la vecindad de España, nación con una manera muy distinta de entender la vida y que, durante dos siglos, a costa de enormes sacrificios, mantuvo su hegemonía espiritual y material. España siempre estuvo sola cuando, en verdad, sólo fue España y no otra cosa. Cuanto acometió España lo hizo sola y contra la corriente de todos los otros. Tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico y en el Pacífico; tanto en Europa como en África, en Oriente y en América; tanto en los grandes océanos como en la inmensa Tierra Firme. Sola contuvo y rechazó el empuje mahometano, que amenazaba con destruir la civilización occidental, en Covadonga, en Viena y en Lepanto. Sola defendió a la Iglesia romana. Sola descubrió América y los archipiélagos de Oceanía y Asia. Sola los conquistó y civilizó y sola anduvo aquellas inmensidades de arriba abajo y de mar a mar. Cuando más sola España, más grande España.